SILÍCICO , ILUSIÓN

Hoy ha sido mi hermano el que me ha dejado el recado para escribir. A la espera estoy de que Mara me mande otra más. A ver qué sale.




Hacer las cosas bien le producía una sensación de libertad interior bastante reconfortante, el no hacer las cosas le ponía mal cuerpo, le quitaba tiempo el pensar en el qué habría pasado, el hacer las cosas mal le comía por dentro, hubiera preferido que le quitase tiempo antes que morir aniquilado por su propia culpa, pero el no poder hacer las cosas...le frustraba.

Del cielo al suelo hay poco menos de un palmo, que se lo dijesen.

Tirado en cualquier parque, cualquier noche, cualquier persona que buscase respuesta entre las estrellas, pensaría que ambas estaban allí escondidas, a miles de millones de kilómetros, tomándose un café con hielo y charlando de ciencia, avances y tecnología.

Siempre pensó que esa distancia era imposible de recorrer, pero hubo momentos en los que creyó tocar con la yema de sus dedos a las dos, tanto a su estrella como a su respuesta, y esos instantes le hicieron creerse importante, creerse bastantes escalones por encima de lo que en realidad era, un cuerpo defectuoso, con una mente ansiosa por desperezarse y un corazón SILÍCICO y vacío.

Volver de golpe de ese estado era equivalente a despertarse de sopetón con ayuda de un cubo de agua fría a las cuatro de la mañana, era lamentar las ocasiones perdidas, era perder, era morir un poquito por dentro.

Era suspirar sin echar aire, era reír sin carcajada, era mirar sin ver y era desear volver a subir a las nubes. Era enterrar su ILUSIÓN en el nicho de las victorias.

Porque para él, vivir de un éxito es imposible, pero sí se puede vivir de un silo de fracasos. Aunque vuelva a tropezar contra su ego, aunque vuelva a perder el rumbo de un sueño, aunque la misma piedra que le hizo tropezar siga en el mismo sitio y vuelva a magullar por su culpa su coraza...forjarse de fracasos, era hacerse fuerte, era aprender a disimular, era olvidar cómo se llora, era acostumbrarse a perder.