FUERA , SERIE

Fue al inventor de los fandangos alucheños, del rock-flamenco de las patadas circulares invertidas y de la risa el que me dio estas dos palabras que le vienen al pelo: FUERA de SERIE.





¿Y la luna? ¿Alguien la veía?

Él no.

En realidad le parecía una gilipollez, la luna, en si, no era mas que un pedrusco colgado del cielo, pero no la veía.

Quería ver a la Luna, quería comprobar si de verdad dormía sola, si era verdad que sonreía, si las estrellas le hacían caso, si algún día subiría tan alto que pudiese mirarla desde arriba, con chulería y por encima del hombro.

En realidad no sabia por qué le había dado la paranoia hoy con la Luna...pero no la veía. La buscó toda la noche y solo halló una farola que intentaba imitarla cútridamente y que no conseguía hipnotizarle.

Se abrió el pecho y buscó; buscó dentro, buscó FUERA, pensó en mirar debajo, pero seguía sin encontrarla. Qué tenía de especial esa roca mal puesta en el firmamento que todos la cantaban, que todos la miraban, que a todos se les abría un poquito el alma. ¿Acaso eramos tan tontos que mirar a una piedra nos permitía flotar, pensar o sentir?

Qué tendría la Luna que tanto le llamaba la atención, el caso es que quería mirarla para mandar allí sus secretos, para encerrar allí sus pensamientos más vulnerables, almacenar su cansancio, perderse de vista y cruzar la mirada con aquella cómplice que desde su ventana también descargaba su malestar contra el pedrolo blanco.

Ver como la SERIE de pensamientos, frustraciones, miedos y temores desfilaban por su superficie no tendría precio. Maldita Luna, por qué inspiras.

Si pudiera quitarla un rato de su esplendor...