CICATRIZ , FABRICAR

Complicada semana esta...pero bueno he encontrado un ratillo para poder desahogarme en lo mas parecido a un papel. Las palabras CICATRIZ y FABRICAR me las ha dicho Ra. A ver qué sale.


¿Por qué tenía que hacer la cama?¿Acaso estaba escrito en algún texto que desconociese?En realidad le parecía absurdo. Muy absurdo. Si iba a volver a acostarse tarde o temprano, qué más daba...

Tras mucho pensar y mucho pelearse con quienes mandan, se dio cuenta de que la cama se hacía para dar una imagen, para aparentar ser un tipo ordenado. Como tantas otras cosas...

Dar una imagen...estaba ya harto de dar una imagen, empezaba a odiar a la gente que se cruzaba de acera por la imagen de algún transeúnte, y de aquellos que a pesar de tener delante dos currículos, uno impecable y otro mediocre, escogían el mediocre porque llevaba tacones y minifalda y no llevaba ni gafas ni las cejas sin hacer.

Aborrecía a ese tipo de persona, que se dejaban guiar por una imagen...pero...pero no podía hacerlo público, no podía encararse a ese tipo de gente, y es que...sería un hipócrita.

Pues él también daba una imagen, pero más allá de su imagen física, se quedaba con la imagen que ofrecía a los demás. Siempre feliz, siempre gracioso, siempre tolerante...

Y la verdad era otra. Evidentemente, había ratos en los que si que era feliz, gracioso y tolerante, pero quería encubrir sus miedos bajo una sonrisa. Quería llevar siempre tapado el pecho para que no le descubriesen la enorme CICATRIZ que tenía en el lado izquierdo de éste. Posiblemente esa era la causa de su "hipocresía".

Esa CICATRIZ no le picaba cuando iba a cambiar el tiempo, le picaba cuando estaba solo en su cama, cuando corría solo por el parque o cuando estaba cuatro horas mirando por la ventanilla de un autobús. Quería olvidar que la tenía, a veces lo conseguía, pero en cuanto se quedaba solo un picor más intenso que cualquier dolor físico que conociese, le invadía, se desplazaba del pecho a la cabeza, como si una hilera de hormigas le fuesen desgarrando la piel por dentro recordándole la existencia de esa derrota.

Tenía que vencer a ese picor, pero no le bastaba con taparse con la mano, con una gasa o con un trapo cualquiera, la cicatriz seguiría en su sitio, la procesión iría por dentro de todas maneras.
Tampoco le serviría de nada FABRICAR un mundo de nubes donde olvidarse de que esa herida no está cerrada, porque pronto caería de él y volvería a retorcerse de dolor en su soledad.

La solución no estaba en aprender a vivir con ese dolor, con esa presión en el pecho y con esa angustia que a veces no le dejaba dormir.



La solución estaba en aprender a perder, en saber encajar la derrota.