domingo, 18 de noviembre de 2007

VATICINIO , FRESISUIS


Palabras del tito Herector, por apoyarme en esta vida en la que todo lo que acontece ya ha sido vaticinado...




Otra noche más encerrado en ese oscuro calabozo, otra noche más dejando escapar sus ilusiones por el hueco que había entre la espada y la pared, otra noche más escribiendo versos con tiza en esa fría habitación, otra noche desesperado.

No hallaba palabras, no hallaba respuestas, no hallaba consuelo, sólo hallaba miradas. Miradas que observaba desde la clandestinidad que le ofrecía su celda, miradas que descifraba con miedo, miradas que le hundían pero que a la vez le daban esperanza, miradas que no quería mirar...

Y ya no sabía que hacer. Su frió habitáculo le ofrecía pocas posibilidades, y creía haberlas agotado todas, solo esperaba poder salir cuanto antes de esa prisión a la que cada día entraban más dudas y menos luz.

Lo peor es que no podía ir a ninguna parte, siempre le quedaría el fugarse, pero no era su estilo, salir corriendo era de cobardes. Ya estaba harto de contar los puntos que tenía el techo, ya estaba harto de pensar a qué sabrían las victorias, estaba harto de estar harto y empezaba a aborrecer su realidad.

En algún momento, en algun lugar, alguien le había escrito sobre un papel el VATICINIO de lo que sería su vida, y desde luego no se rompió mucho la cabeza, porque intentó ser guay y escribirlo en verso, pero estaba claro, no sabía rimar. Rimarlo todo con perder, mas que una poesía, era una putada.

Y lo era porque era repetitivo, porque era pesado de leer y porque le desmotivaba.

Y si todo su poema vital rimaba con perder, desde luego, perdería el juicio; tanto el mental, como el que le condenaría a otro puñadito de años de soledad a la sombra, pero esta vez arrastraría consigo algo más que una libreta y que un listado de fracasos.

Desde su celda oía hablar a gente que relataba historias de enormes victorias, de victorias mediocres, de victorias efímeras...se conformaba con poder contar algún día cualquiera de ellas, de poder gritar: " yo tuve suerte", "yo una vez gané"...

A veces veía entrar un rayo de sol por debajo de su puerta y la emoción el invadía. Debía aprender a controlarse: "si entra y no se queda, no es para ti" le decía su conciencia... Como también le decía que vivir era de valientes, que tenía momentos dulces como un FRESISUIS y amargos como un recuerdo, que la vida era un juego al que había que jugar, pero él no jugaba para perder, si jugaba era para ganar, porque perder le jode a todo el mundo, y el que diga que si juega es por participar, miente.

Pero tener conciencia no estaba de moda, de hecho se sentía extraño por tenerla.

Tarde o temprano le sacarían del talego, de eso estaba seguro, el problema es que sabía que no tardaria mucho en volver a su hueco a compartir noches con su conciencia y su trozo de tiza, y con su siempre inoportuna amante (la Soledad).




...ahora que gritamos y casi nadie escucha, ahora que el silencio lo dice casi todo, ¿ahora qué?...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

SIGUE echándole huevos a lo que quede de destino,ve por donde quieras..." en silencio.


A veces no son las posibilidades las que se agotan ..

un puñao de suerte! besikoss

Anónimo dijo...

=)gracias.te dejo 2 palabras..por si qieres escribir algo cn ellas

perfecto e impaciente


un besiko!

Anónimo dijo...

lo dicho, si la vida te da la espalda hay que tocarla el culo ... muy bueno javier

Anónimo dijo...

no, si total no da pena ni nada este pringao. seguro que es el tipico que no se come ni los mocos en la vida. agur

Anónimo dijo...

si crees que da pena es que no lo conoces.. porque siendo asi se comera LO QUE ÉL QUIERA i a ti..a ti se te van a comer,gilipollas.