CONSTELACIÓN , ESPESURA

Tardaba D.Kmp en regalarme dos palabras y hoy, apurando el año, ha hecho el honor, gracias por todo(y por la foto xD).



Su reloj de pared de Mickey no iba a dar las campanadas, nunca lo había podido hacer, pero siempre había fabricado tiempo, ese tiempo que a veces le mataba, a veces le elevaba, a veces le sobraba y a veces le quemaba.

El caso es que en esa pequeña esfera de metacrilato se habían refugiado más de medio millón de segundos; segundos de todo tipo. Segundos mágicos que no cambiaría por nada del mundo, segundos solitarios, de reflexión y de pena, segundos de lujuria, segundos de derrota, segundos de amistad, segundos perdidos, segundos absurdos, segundos secados, segundos cútridos, segundos imaginativos, segundos soñadores, segundos cantados, segundos besados, segundos bebidos, segundos cansados...

Había visto segundos de todos los tipos, unos abundaban más que otros, pero esa era la grandeza de estar vivo.

En apenas unas horas todos esos segundos serían archivados en un fichero llamado "2007", un fichero que haría de transición entre el niño y el hombre.

Pero antes de archivar todos esos segundos por orden cronológico, cerró bien la puerta, apagó la luz, cerró los ojos y los soltó. Todo seguía oscuro, hasta que de repente observó que el techo se había plagado de miles de puntitos brillantes, algo así como una CONSTELACIÓN de segundos; estaba fascinado.

Se tumbó boca arriba y los observo como si se tratasen de estrellas, sólo que estas no las podría ver nadie más, puesto que eran sólo suyas. Al fijar la vista en ellos, estos se unían y formaban figuras que él creía reconocer: una sonrisa, la cara de un amigo, la suya, un examen, una canción, una playa, una fiesta, un ensayo, un pueblo, un pupitre, un consejo de sabios, una cama, una ilusión, unos ojos, un tesoro, el Mediterráneo, una cena, una apuesta, una esperanza, un por qué, una ilusión, un café,una maquina de teletransporte, unas velas, una catedral, un parque, una liga...

Cuando quiso darse cuenta se colaba ya un rayito de Sol por la ventana, recogió los segundos y los archivó, rotuló esas cuatro cifras y lo guardó bajo la almohada.

Había pasado otro periodo, un año más, que le recordaba que seguir vivo merecía la pena, había habido más momentos malos que buenos, pero aun así había aprendido a seguir sonriendo, porque mientras visionaba sus recuerdos en la ESPESURA de su habitación, supo que al menos algo le había impulsado a alcanzar esos sueños que tanto le gustaba recrear antes de dormirse, algo que desconocía pero que le hacía creer, algunos lo llamaban fe, él lo llamaba Shümen.


Feliz año nuevo.