FELONÍA , INTELECTO

Palabras otorgadas por Marta (Torritas). Esto tiene pinta de gran amistad...




Otra noche que pasaban las doce, otra noche mirando la nada, otra noche quemando rimas, otra noche más a oscuras buscando la luz.

"Paciencia significa dominarse"; esas fueron las palabras de un gran sabio con perilla y afición por lo distinto. Pero ya no sabía si sería capaz de dominarse, no sabía si le quedaba paciencia en el cuerpo.

Necesitaba esa paciencia, algo le decía que con ella llegaría lejos, pero no era fácil armarse de paciencia en esos días, había que vencer muchos factores. Por cada kilo de paciencia tendría que pagar doce de orgullo, y eso no lo había pensado nunca.

Su orgullo era su lastre, digamos su punto débil, el orgullo le mataba, le quemaba por dentro; pero necesitaba esa paciencia, necesitaba dominarse, iba a ser muy caro el precio a pagar, pero su Shümen le decía que debía hacerlo, no sabía por qué, pero si su "yo" interior le decía que abonase su orgullo, no quedaban más cojones.

¿Pero por qué? ¿Por qué tendría que rebajar su orgullo? ¿Acaso no había aprendido lecciones anteriores, de esas que la vida le impartió gratuitamente, castigándole en el pecho por haberse equivocado? ¿O quizás no había aprendido que su sino era la derrota? ¿O quizás era ese mismo orgullo el que estaba dispuesto a sacrificarse por él?

Esto último le hizo pensar.

Negar que fuese orgulloso sería una FELONÍA, como también lo sería negar que no deseaba venderlo, porque le pesaba y había algo más allá que le incitaba a hacerlo, a aguantar un poco más, a tener paciencia.

Otra vez sus putos sueños le obligaban a continuar hacia delante. Le destrozaba la ira por dentro el hecho de que nada tuviese sentido y que aun así continuase peleando por cada balón, por cada sonrisa y por cada "instant" (de esos en los que creía).

No sabía qué fuerza le incitaba a dejarse el orgullo olvidado(primero fue la vergüenza), porque ya no creía en nada ni en nadie, a veces ni siquiera creía en él mismo, pero haría un esfuerzo, porque quería dejar de chocar con algo y tocar las nubes, ver el cielo más claro y alzar el vuelo.

Y trazó un mapa, de esos que tanto le divertía pintar, pero éste no tenia figuras, ni colores, solo tenía palabras; sus palabras, que al fin y al cabo era lo único capaz de desvelar dónde escondía sus secretos, donde no llegaba su INTELECTO.

Y volver a soñar.

Y volver a vivir.

Y volver a perder.

Y volver a reír.

Y volver a caer.

Y volverlo a escribir.

Y volver a creer.

Y volver a sentir.

Acompañando a lo que le parecieron "versos" añadió:

"tras una guitarra, al fondo a la derecha"

Y metió su mapa en una botella y pidió paciencia al mar...




"Mi cabeza pega trompos,
se acelera, me perdí,
me hace dudar lo que toco
y creer lo que no vi"



Hay quien no nace para hacer poesía, pero hay quien nace para inspirarla.