domingo, 9 de diciembre de 2007

HEDOR , MASTICABLE


Palabras que me regala un tipo duro, tan duro como el acero, en el que me apoyo siempre que me canso y que siempre me ayuda a levantarme. Gracias.



Llevaba horas inconsciente tirado en un callejón. Al volver en sí, le habían robado Madrid.

La niebla le impedía verse las manos, le impedía orientarse y desde luego no le incitaba a reír. Nunca antes había vivido una situación parecida, había visto niebla, y mucha, pero no tanta como en aquella ocasión. La luz de las farolas ni siquiera llegaba a su destino, era todo una penumbra tétrica, y el frío se le calaba hasta los huesos recordándole su humanidad.

Estaba perdido. No veía ni sus manos.

Tampoco sabía muy bien cómo había llegado hasta allí, quizás confió demasiado en sí mismo, quizás subestimó ese frío, quizás menospreció aquella niebla, quizás se sintió indomable, quizás infravaloró la noche. El caso es que tenía que salir de ahí. El dilema era: cómo.

Pensó que todo dependía de la niebla, ella decidiría si convertirse en nube e invitarle a subir al cielo, si desaparecer y dejarle donde estaba, perdido, pero permitiéndole ver donde pisaba para así inventarse él otra ruta, o quizás seguir ahí, en su sitio, sin saber si irse o quedarse, con miedo a inventarse un final.

Pero no todo dependía de la niebla. Él podría esperar sentado esperando la incitación de una nube o esperando un "game over" que le obligase a volver a casa trazándose una nueva ruta; también quedaba la opción de correr a ciegas por la ciudad hasta que cayese en una esquina, con un par de brechas o tirado en algún lugar peor, lamentándose de qué hubiera pasado de haberse quedado esperando un poco más.

Mientras se decidía esperaba sentado en el suelo, apoyado en la húmeda pared de la sinrazón, respirando ese frió del ambiente que le impedía moverse del sitio, y que enmascaraba cualquier HEDOR que pudiese provocarle cualquier mueca de desagrado.

Lo peor ya no era el frió, era el silencio, un silencio que llegaba a abochornarle, que le mataba, era horrible estar con la niebla y oír el tic-tac de un reloj que en realidad debía ser enmascarado por un beso, pero que como no se materializaba, restallaba en su cabeza recordándole que el tiempo no corría a su favor. Era un silencio MASTICABLE, que le recordaba que seguía sentado y apoyado, pasando frió y sin saber si correr o no; recordó haber leído que a veces el silencio es el grito más alto, y no tuvo más remedio que asentir con la cabeza y aprobar esa información, porque era un grito cada vez más alto y que le quemaba en los oídos.



Se puso en pie, miro al vació, al gris iluminado de esa soledad, cogió aire, lo expulsó en forma de vaho y cerró los ojos, se dispuso a dar un paso al frente y...

7 comentarios:

Yopo dijo...

Veredicto ...
¿Cómo eres tan retorcido para pedir un veredicto de esto?

Hay veces, y con ciertas personas, que las palabras son lo que menos importan.

Anónimo dijo...

Y si hubiera..?
Me encanta la historia,pero el final es lo que más :)
nos vemos Tito-Marqués
un beso enooorme!

Anónimo dijo...

y ...
y qué ???
jajaja

Anónimo dijo...

Buah Javi cada dia me sorprendes mas jajjajaja

Muy buena la historia, por cierto me ha gustado mucho!

Ya sabes lo que te tengo dixo....
Pilla una nube y vuela!

jaja

Anónimo dijo...

GILIPOLLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!!! PERO MIRA QUE ERES TONTO. Adeu!

Anónimo dijo...

gilipollas?.....anda calla un poco
q no sabemos ni q decimos ya.

-primero: para decir esto no hables, CALLATE.
-Segundo: solo por el simple hecho de escribir lo que has escrito, creo que queda sufiientemente claro quién es quién aquí.
-tercero: compre't un amic, porque se tiene q aburrir mucho uno...
escribiendo como ANÓNIMO (de cobardes) y encima insultando sin conocerlo de nada.
ja ho diuen que hi ha de tot al món...

Anónimo dijo...

Si, ahh, te quiero mucho, dame por culo mucho que lo estoy deseando... oh, si!!